miércoles, 5 de junio de 2013

Un café en las alturas

Hola a todos.

Hoy me las he visto putas para escribiros esto, ahora es casi medianoche estoy pasando al ordenador lo que he escrito en un taxi camino de casa, en unos folios que me ha dejado el taxista.
Pensaréis que porque he hecho eso, en vez de esperar a casa, pero era tan surrealista lo que me ha pasado que lo tenía que escribir inmediatamente en algún lado para que quedase reflejado, y el móvil estaba sin batería. Viendo esto, ya siempre voy a salir con un bolígrafo y un cuaderno de bolsillo, para tomar notas, y escribir lo que me ocurra (un bolígrafo y un papel, nunca defraudan), creo que es una decisión muy acertada, y volviendo al asunto, comienzo a relataros todo, y detalladamente, gracias a mi acierto de escribir en el Taxi.

Sin resaca, y sin dolor en la cabeza del golpe que me di en la cabeza hace unos días, ya recuperado de la herida, pues sano con mucha rapidez últimamente, me desperté, desayune, y lancé mis mensajes correspondientes para obtener historias de otras personas, y así ver que sucede en otros sitios.
Una vez la rutina estaba hecha, me vestí con ropa deportiva y me lancé al tren para llegar a Sol, ya que quería comprar una radio de onda corta, porque la que tenía se rompió y quería una nueva, a parte de un transmisor y unos walkie talkies con diferentes frecuencias.
Fui a Sol porque allí hay todo tipo de tiendas y en concreto unas cuantas tiendas de tecnología, como es el Fnac, así que subiendo por preciados, me despiste y llegué a la Plaza de Callao, pasándome la puerta de entrada al FNAC.

En la céntrica Plaza, ensimismado en mis pensamientos, admirando los grandes edificios, el no parar de la gente, las multitudes andando, corriendo y paseando de un lado a otro, y miré a la esquina de la Calle del Carmen y ví que en El Corte Inglés habían puesto una cafetería en las alturas del edificio, llamada Gourmet Experience, en la cual podías ver las vistas de la Gran Vía y de gran parte de Madrid.
Subí arriba a la cafetería, sien pensar porque, y pensando que esto había estado allí desde hacía tiempo, y nunca me había percatado, y eso que pasaba por allí a diario.
Una vez arriba, me pedí un café solo doble, y me acerqué a la ventana y eché una foto.


 

Unas vistas maravillosas, un buen ambiente...me hubiese faltado compañía femenina de alguna amiga o algo más, pero de novia no, que mi experiencia más reciente había sido muy mala, y todavía estaba asimilando la ruptura...
Leyendo un periódico que había en la barra, de pronto se me sentó a mi lado, un hombre de mediana edad, bien vestido, de aspecto atlético, y de amplia sonrisa.
Se pidió un té verde, y me miró a los ojos sonriéndome, y comenzó a decir:
-¿Bueno no me vas a decir ni hola? Por lo que veo no me reconoces - Se hizo un silencio, en el cual yo le miraba con ojos de vaca - Chico veo que no me vas a decir nada, así que voy a presentarme. Soy Moisés, y te he estado hablando últimamente, y creo que el otro día si que me oíste bien, se que debes estar alucinando...
-La verdad que si que alucino un poco, como no, si te conozco por mi sueño, o sea que eras verdad, tenía la esperanza que no lo fueras, porque este embrollo que tengo en mi cabeza es algo increíble.
-Te entiendo perfectamente, yo un día estuve igual que tú, pero sin prisas; Tu sin embargo, estas haciendo todo rápido, obligado por la situación, ya que todo esta cambiando muy rápidamente, y se que eres consciente de ello, te lo noté la primera vez que ti vi correr, eso me hizo decidirme a reclutarte.
-Como que corriendo, ¡como que reclutarme! - dije exaltado - tu eras, tu eres...- Cuando comencé a ver puntitos blancos ante mis ojos y una punzada terrible en mi pecho.
Alguien me había golpeado dos veces y con un bastón o algo similar.
Vi a Moisés volando por los aires contra la pared de la cafetería, y en ese instante, con una rapidez sobre humana se levantó y golpeó a mi atacante, parecía que volaba, su salto fue de más de 5 metros hacia delante.
-¡Vamos levántate, reacciona!
Me giré, observé que los pocos que estábamos a las 12:00 del mediodía ya no estaban, habían huido, junto con los camareros. Ahora solo nos encontrábamos Moisés y yo, y nuestros enemigos.
Estaban 8 personas (si así se les podía llamar), dos mujeres con cara de brujas, pelirrojas, creo que una era la que me atacó hace un mes, y por las descripciones, las dos coincidían con las mujeres de la Biblioteca de el Barrio del Pilar. Y los 5 restantes estaban divididos en 2 hombres que parecían enanos, pero más grandes que yo, fuertes y peludos, apenas se les veían los ojos con tanta barba y pelo, que hacía de pastores con los cuatro restantes que no parecían tener voluntad, simplemente nos lanzaban, golpes, mordiscos y arañazos, por supuesto, los enanos-gigantes, no solo pastoreaba con su palo, también golpeaban, de hecho uno de ellos me golpeó a mi.
- Defiéndete, tu puedes, eres más fuerte de lo que crees. - Mientras me lo decía enganchó a dos de esos seres y se los lanzó a su enano, volcándolo al suelo, y abriendo la boca como si fuera un lobo se lanzó sobre el enano y con el puño golpeó su cabeza dejándolo k.o.
Yo al mismo tiempo me cubría de los golpes y me defendía como podía, y con un movimiento sacado de una película, dí un salto por encima de uno de esos seres y cuando estaba en su espalda le partí el cuello, y al otro lo lancé hacia adelante, como si fuera un saco de paja, el enano-gigante se agachó y mi lanzamiento no fué del todo erróneo pues golpeó a las mujeres que estaban moviendo los brazos con grandes aspavientos, y con los ojos en blanco, gritaron fuerte hacia mí, pero ese momento lo aprovechó Moisés para golpear a una de ellas en la tripa y causarle un gran daño, pero la otra con ira en la cara dijo unas palabras en latín, como invocando, y en 30 segundos, 4 grandes pájaros entraban por las ventanas de la cafetería, pero no eran pajaros...
-Corre sígueme, olvídate de las arpías, sal a la escalera de emergencia.
-¿Pero tu has visto eso?
-Por supuesto es de lo que te venía a hablar, pero sabían donde estábamos y quien eres.
-Pero Moisés, esto...- Cuando una garra levantó a Moisés hacia el cielo, como cuando un águila coge un conejo.
-Huye, escóndete, ve a casa, no saben donde vives todavía, escabúllete, se que tu puedes.
Y bajando las escaleras de 4 en cuatro perseguido por el enano que no bajaba tan rápido, pero su palo me pasaba silbándome la cabeza, cuando ya iba por la planta tercera, grité:
-¡Moisés, suéltate, baja! ¡Ven conmigo te necesito!
-Donde nos vimos por primera vez te veré, iré todos los días. - Me pareció oír pobremente, pues el estaba en el tejado intentando soltarse de esa garra mortal, me pareció entrever cuando ya llegué al tejadillo de ese gran edificio.
Ya en ese tejadillo del edificio, salté a la calle del Carmen, el soportal de El Corte Inglés esta a unos 4 metros, pero en la caída no sentí ningún dolor, es más fue algo normal, indoloro, la gente me miraba alucinando, y yo corrí y corrí a una velocidad parecida a la de los velocistas, fue espectacular, me sentía eléctrico. El enano-gigante por supuesto no me siguió, no quiso saltar, no se si porque no podía, o por no llamar la atención entre la gente.
Tras 5 minutos corriendo, cruzando Sol, y subiendo por la calles de carretas y cercanas, pasando el barrio de las letras, llegué a la calle Atocha, levanté la mano, y se paró un taxi, y me monté, y con nervios, pero con ganas, comencé a escribir esto.

Supongo que os habéis quedado de piedra...pues yo ya no tanto, esto yo creo que ha sido el pistoletazo de salida.
Tengo que pensar que donde ví por primera vez a el extraño personaje de Moisés, y buscar y buscar hasta dar con él, para que me de respuestas, ¿Donde le vi por primera vez? Si hoy era el primer día que le veía...

Y con estos nervios me despido de vosotros.
Insisto que si os pasa algo similar escribirme, hay que desgranar este misterio.

Saludos.